A principios de los años treinta, Alexander Luria, del Instituto de Psicología de la Universidad de Moscú, partía con un grupo de psicólogos en dirección a las estepas de Asia Central. Su objetivo era estudiar el impacto de la revolución socialista sobre una antigua cultura islámica de cultivadores de algodón y establecer, en la práctica, las líneas maestras de la psicología marxista. Los datos recogidos a partir de la investigación de diversos grupos de uzbekos y kirguises proporcionan el soporte de una hipótesis original: las estructuras del proceso cognitivo varían de acuerdo con los diferentes modos de vida y las realidades concretas de los grupos sociales. La publicación de esta obra en Occidente por Harvard University Press en 1976 constituyó un verdadero acontecimiento en el campo de la psicología, siendo objeto desde entonces de numerosas ediciones.