Marco Aurelio, emperador que ocupó una buena parte de su largo reinado en mantener continuas guerras,
nos dejó una colección de escritos de tono personal, muy crítico, con una serie de reflexiones que el
tiempo y los lectores han consagrado como de indispensable lectura y estudio.
Marco Antonio Antonino para sí mismo, título literal de los escritos del emperador, ha sido
editado como Meditaciones, Soliloquios, etcétera, aunque en esta nueva traducción y lectura se
ha querido respetar la descripción original «por considerar que la idea de reflexión, de repliegue,
de escritura de sí y para sí no necesita más título».
Como nos explica Jorge Cano -en su muy personal prólogo-, estas líneas no pueden ser sino
«una invitación a coger un hierro candente o un cachorro trémulo. Y no es un libro, al menos no
como otros a los que estemos acostumbrados, porque puedes entrar y salir por él, con o sin orden,
y al cabo del tiempo lo verás tan real como tu vida».