La religión y los hechos religiosos han sido conceptos que, de una forma u otra, siempre han estado ligados al teatro, desde su nacimiento hasta la época que nos ocupa. Incluso en el Siglo de oro, muchos autores dramáticos pertenecieron al estamento eclesiástico. No es nuestra intención hablar aquí de Autos Sacramentales, en los que, evidentemente, utilizando la alegoría se ensalzan dogmas de la fe y se adoctrina al cristianismo en verdades teológicas y em los errores de los "herejes".