Estos hechos que ahora voy a contarte, mi querido niño, mi querida niña, sucedieron cuando los animales domésticos eran aún salvajes. El perro era salvaje, y salvajes eran también el caballo, la vaca, la oveja y el cerdo, tan salvajes como puedas imaginarte, y vagaban por los bosques húmedos y salvajes en compañía de sus salvajes parientes. Pero el más salvaje de todos los animales salvajes era el gato.