Escritas en el mismo periodo, alrededor de 1892, poco después de la separación del autor de su primera mujer, las dos obras de este volumen tratan de las relaciones conyugales cuando interviene un tercer elemento. Según Strindberg, la pasión, las riñas, los celos y el miedo a perder al otro son indispensables para que la vida matrimonial funcione, y así los hombres y las mujeres se ven «condenados a desgarrarse mientras les quede una chispa de vida». Sin embargo, si existe un tercero, representado en la primera obra por Axel, un amigo común de la pareja protagonista, se empieza de verdad a jugar con fuego, como indica el propio título, y se quiebra la armonía. En El vínculo, en cambio, el tercero en disputa es el hijo de los cónyuges: con el enfrentamiento en la audiencia de un juicio entre una pareja de nobles que se está separando, Strindberg escenifica su propio divorcio y el temor a perder la potestad sobre sus hijos y que estos puedan ser educados por otro hombre.