La dulce y encantadora Julieta Ranita tenía un montón de hermanas y un sinfín de primas, pero éstas, a diferencia de ella, eran perversas y despiadadas. Siempre se reían del pobre Romeo, un sapo estupendo, apreciado por todos en el jardín pero que físicamente no era muy agraciado. Romeo sólo tenía ojos para ella, pero se sentía incapaz de confesárselo, hasta que un día, gracias a una aparente heroicidad, consiguió conquistar el corazón de la bella ranita y el respeto de sus hermanas y primas.