Constreñida por unas normas de conducta que reprobaban la exhibición de las emociones, la sociedad victoriana encontró un medio insólito para expresar los sentimientos de una forma discreta y eficaz. Surgió así el llamado «lenguaje de las flores», mediante el cual el tipo de flor escogido servía para enviar mensajes codificados que sorteaban la barrera invisible que las buenas maneras erigían entre las personas. Inspirándose en este curioso idioma propio de otra época, la escritora estadounidense Vanessa Diffenbaugh narra el viaje emocional de una joven californiana que, marcada por una dolorosa historia personal, encuentra en el fascinante código de las flores el medio para recuperar su capacidad de confiar y amar a sus semejantes. La novela, ópera prima de Diffenbaugh, ha sido saludada con entusiasmo por la crítica y los lectores, se traducirá a 36 idiomas y será llevada al cine.
A los dieciocho años, tras una vida entrando y saliendo de numerosos hogares de acogida y pisos tutelados, Victoria Jones está obligada a emanciparse por ley. Se ha convertido en una joven introvertida y arisca, y sólo en su enfermiza pasión por las flores se vislumbra un camino de salvación. Finalmente, tras encontrar trabajo en una floristería, se cruza con un joven a quien conoció diez años antes, durante la época en que vivió en casa de Elizabeth, una madre de acogida que le enseñó el discreto y fascinante lenguaje victoriano de las flores. El misterioso joven conoce un secreto que atormenta a Victoria, aunque sólo ella puede arreglar cuentas con el pasado. Así, Victoria, que es capaz de expresar los sentimientos de los clientes con hermosos ramos, deberá aprender a interpretar sus propias emociones, la única manera de deshacerse del enorme peso que arrastra desde niña y que le impide encontrar la felicidad.
El suspense y la emoción hacen imposible abandonar esta historia sobre los misterios del corazón, donde un regalo aguarda al lector: un fascinante glosario del lenguaje de las flores victoriano, con las emociones y sentimientos que la protagonista atribuye a más de 300 flores.