Nueve textos de nueve escritores que comparten días en un castillo sobre una colina entre los bosques de Toscana, entre Siena y la isla de Elba, ante lo vivido entre sus muros deciden escribir cada uno sus visiones, a veces con ironía, pues son miradas del tercer milenio, otras, más recogidas. Todos viven experiencias de "lo otro", más allá de los fenómenos, en cualquiera de sus grados.
Según se recogió el testimonio de un eminente y antiguo habitante de la fortaleza:
"Ella, mi mujer, y otros seres habitamos ahora -en un presente que parece eterno- en las mismas salas y corredores, sótanos y, sobre todo, en el dormitorio donde mi historia acabó, impregnando las sábanas blancas de un rojo intenso, el mío, destilación de mis lamentos. En el gran torreón nos juntan las tempestades mientras gemimos por nuestros pecados, nuestros errores, nuestro egoísmo, peleándonos como perros rabiosos, todavía, sí, en el más allá, que tal vez sea para ti, en algún momento, el más acá. Medita, mortal, que un día solo espíritu serás, como yo lo soy, esperando mi resurrección".
¿Soñamos o somos soñados, parte de una general fantasía, del velo de Maya, de una gran imaginación? O tal vez lo más real es lo que ni vemos ni palpamos, pero lo presentimos vertebrándolo todo. Insomnio.