Loxandra vive en la bulliciosa y extraordinaria Constantinopla finisecular, cohabitada por griegos, turcos y muchas otras etnias. Crónica de una familia y de una época, esta vitalista y hermosa novela de María Iordanidu -inspirada en la vida de su abuela- nos transporta a una ciudad dominada por la música, los sabores y los colores, y evoca la frágil felicidad que truncó la guerra.