Martín era un experto en perder cosas. Su madre y su abuela ya estaban acostumbradas y se lo tomaban con paciencia y humor: «¡Tendrías que coserte las cosas a las manos!» Martín no se preocupaba demasiado..., hasta el día que perdió su objeto más querido: el álbum de fotos de la familia, el único recuerdo en imágenes que conservaba de su papá. Tenía que encontrarlo a cualquier precio, pero ¿adónde van a parar las cosas que se pierden?