Se ha vuelto una banalidad afirmar que Marx no ha legado una teoría acabada del Estado y la política. Sin embargo, son numerosos los textos en los que Marx aporta elementos decisivos al análisis de la dimensión política de una coyuntura y sobre la evolución de las formas estatales del siglo XIX. Pero no encontramos en él una teoría del Estado moderno equivalente a su análisis de las relaciones de producción en El Capital. Ello deja problemas importantes en el candelero. Entre otros, ¿cómo concebir el vínculo entre la relación salarial, la forma jurídica y la representación política? Lo mismo vale para los fenómenos burocráticos. Ello nos lega también un punto ciego sobre una cuestión crucial: ¿qué debemos entender por extinción del Estado?