Cuando el protagonista tenía cinco años se dijo: «Soy un artista. Tengo que pintar y dibujar todos los días». Ahora tiene ocho años y sigue pintando. A su perro Luis le gusta ver cómo lo hace. ¡Y a veces hasta le ayuda! En esta historia, tanto dueño como perro descubren que el animal tiene un talento enorme. Y se hace un homenaje a la pintura de Cézanne.