Los monstruos, como los niños, a veces están tristes, otras veces enfadados, otras radiantes de alegrÃa. Con ayuda de unas máscaras del tamaño de la cara, los más pequeños podrán jugar a ponerse en su lugar y, respondiendo a unas preguntas muy directas que en cada página se formulan, podrán expresar fácilmente sus propias emociones. El código de colores está muy presente en unas ilustraciones muy estridentes sobre fondos negros, que relacionan las diferentes tonalidades con los estados de ánimo.