La historia que voy a contar sucedió en invierno de 1994. Uno
de sus protagonistas es el agente de policía Flavio Boidman, que
había llegado a Quebradero pocos meses antes. ?Si solicitas el
traslado sin especificar un destino, acabas en sitios como éste?. Se
lamentaba Boidman al reconocer su ref lejo en el largo ventanal
de un bar llamado Clarksdale, nuestro escenario principal. Aquel
día, las noticias del periódico no eran tranquilizadoras: lluvia y
frío para dos semanas, carreteras cortadas, ofertas de Navidad y
un asesinato aún por resolver.