EL GIRO
En el giro de una palabra
encerré la infancia bajo llave.
El ogro del desván abandonó su ronda,
mi mano perdió el beso del ángel de la noche,
se alargaron las costuras
y el rugido del mar batió mi frente.
Disfrazada en paradoja,
colgué el fiasco de un sueño
en una vieja percha,
y dirigí mi vista hacia una maleta de cuadros
que, en mitad de la pieza, esperaba las prendas
de una nueva estación.