«Empecé a amarte en este mismo lugar la primera vez que intenté seducirte». Tras conocer la intención de su hermano, el marqués de Somerset, de desposarla con un viejo noble, Elisabeth Alwood abandona el hogar de su familia en Londres dispuesta a embarcarse rumbo a Europa junto a su dama de compañía. De camino hacia Portsmouth, y con el fin de reunir el dinero necesario para el pasaje en barco, ambas se emplean temporalmente en el castillo de Greyswood, confiando en que sus propietarios se encuentren en Londres disfrutando del inicio de la temporada. Sin embargo, no todo sale como Elisabeth ha planeado. La misma noche de su llegada al castillo, el primogénito del duque, Robert, conde de Downey, aparece en él escondiéndose de su familia mientras trata de recuperar la vista, que ha perdido al participar en un duelo. Elisabeth, haciéndose pasar por una doncella del castillo, termina trabajando para él, un hombre malhumorado y enojado con el mundo que, a pesar de ello, no logra que ella ceje en su empeño de ayudarle. Por su parte, Robert descubre en la joven doncella un inesperado motivo para seguir adelante: convertirla en su amante.