El tomo primero de Las variedades de la experiencia religiosa nos dejó en un estado de expectación: ¿cuáles pueden ser los frutos de las asombrosas conversiones que hemos oído? Con esta pregunta abrimos este segundo tomo; como recordarán no sólo comenzamos esta investigación para iniciar un capítulo en la historia natural de la conciencia humana, sino para adquirir un juicio espiritual respecto del valor total y significado positivo del problema religioso. Esta segunda parte debería de ser la más agradable de nuestro trabajo. Es cierto que algunas partes pueden ser dolorosas o incluso mostrar la naturaleza humana bajo una luz patética, pero resultará fundamentalmente agradable porque los mejores frutos de la experiencia religiosa constituyen el capítulo más gratificante que la historia puede exhibir. Los impulsos de la caridad, la devoción, la confianza, la paciencia, el coraje, hacia los que las alas de la naturaleza humana se extienden, provienen de ideales religiosos.