Los títulos de cada una de las veintiuna entregas de este Salón de pasos perdidos han sido variaciones sobre un mismo tema, y no es infrecuente que se hayan cambiado durante el proceso de escritura o corrección, sin que importe mucho, porque tratan de recoger el propósito con que fueron escritas, siempre el mismo: relatar la vida de una manera más o menos curiosa, sin destruir las sombras, y al revés.